jueves, 1 de noviembre de 2007

"EL BASE QUE PUDO REINAR"




El 22 de abril de 2006 Javi Zalvide jugaba su último partido con el llamado Hormigones Saldaña, ante el CAI, en el Palacio Municipal de los Deportes de Huesca, con una derrota por 77-73 después de una prórroga. Con su habitual 14 a la espalda, Javi sumó 14 puntos, un rebote, cuatro asistencias y seis robos de balón en los 40 minutos exactos que jugó. Nunca más volvería a vestir la camiseta del equipo palentino. Al parecer, el Aguas de Calpe superó con creces la mejor oferta palentina, dado que creo que fue uno de los pocos jugadores de la plantilla que la directiva pretendía renovar. Y se marchó a defender los colores del equipo alicantino, recién descendido desde la LEB (categoría que perdió en el play-out precisamente ante el Ciudad de Huelva, el equipo de la ciudad natal de Javi, el que le dio la alternativa hace ya diez años en la LEB).

Recuerdo al final de uno de los últimos partidos que jugó en el Pabellón Marta Domínguez, que una aficionada, mayorcita, reconociendo el gran papel que acababa de ofrecer sobre la cancha el base onubense le gritó su apellido, pero en vez de pronunciarlo correctamente, exclamó “¡Qué bueno eres Zaldive!”. Él, acostumbrado a que le cambiaran el apellido, sonrió y le dijo: “Zal-vi-de, es Zalvide”. Y ella, sin dejar de aplaudir mientras él caminaba hacia el vestuario remató “¡Muy bien, Zaldive! Él se encogió de hombros y se marchó a celebrar la victoria que acababa de conseguir.

El año pasado ni Ulises Déniz, ni el imprevisible Pepe Llorente, lograron acercarse a la conexión que tenía Zalvide con la grada. Curiosamente, tampoco el rendimiento del fenomenal base ha calado en sus dos siguientes equipos: el Aguas de Calpe, primero, y el Deportes Blanes-BS Hoteles Almería después. Quizá ni sus aficionados ni sus entrenadores hayan sido capaces de comprender ese puntito de chulería, ese carácter de ganador y de lucha constante y ese deseo de poner en pie al pabellón en cada jugada. Quizá él no es tan feliz ni se siente tan querido como lo era en Palencia.

Uno, que es un romántico en general, y del baloncesto en particular, alberga el escondido anhelo de que una de estas próximas temporadas el Alimentos recupere a un jugador que nunca debió salir de Palencia. O, si debía salir, que lo hubiera hecho en dirección a Huelva, su casa, donde debutó en la LEB hace ya unos cuantos años, en enero del 99, en su Palacio Municipal, ante Los Barrios. Dos canastas en cuatro minutos fue su estelar comienzo con 18 años. De la ciudad de Huelva marchó, dos campañas después, a la provincia, a Lepe, en la EBA. ¿Con quién coincidió allí? Con Edward Santana, en una temporada en la que el base se hinchó a dar asistencias (2,56 de media) y el pívot a meter canastas (17 puntos por choque).

Después viajó a L’Alcora para disputar el play-off de ascenso (eliminado por el Aracena de Carles Ruf, aquel pívot rubio que tantos años brilló en la ACB entre Joventut y Girona) en la primera campaña y, ya a las órdenes de Pablo Alonso, repetir en los octavos de final (la misma campaña en la que Palencia caía con Santurtzi, en la que, de haber llegado a semifinales, ambos equipos se hubieran cruzado por un puesto de ascenso). Luego, otro año en Huelva, con poco protagonismo, y Palencia, donde creció (otra vez con Pablo Alonso como entrenador) como jugador. Y, con más mérito aún, ya que mejoró en la LEB-2 los números logrados en la EBA (y jugando menos minutos). En fin, seguiremos soñando con un tiro decisivo; de esos en los que el número 14 de los azules se tocaba la oreja y miraba desafiante. ¡Canasta de Zalvide! ¡Palencia gana¡

TURETZKY nuevo colaborador de SERPICO-Group

2 comentarios:

Anónimo dijo...

zalvide es un crack , ojala regrese la temporada que viene.
animo y suerte en Almeria.
monica

Anónimo dijo...

Si q es un crack si,pero en almeria si se le quiere y mucho!!!!jo