sábado, 24 de noviembre de 2007

DULCES NOSTALGIAS por TURETZKY

John tiene 35 años y Kerry los cumplirá antes de acabar 2007. Dos de los ilustres veteranos de la LEB Plata (cuento con los dedos de una mano los que les superan en edad -uno de ellos, Ted Berry, de todos conocido-), que ya sonríen juntos en Tarragona a las órdenes de Esteban Albert. El de Orlando como protagonista anotador, como ha brillado en su dilatada carrera, primero con los Hatters de la Universidad de Stetson y luego por medio mundo, con la efectividad desde los 6,25 como arma. El de Winston-Salem (ciudad natal del alero de los Mavericks, Josh Howard, que se crío en su mismo barrio), con su aportación a veces oscura (y su tirito de cuatro metros) pero siempre agradecida allá donde jugó.

Dos atípicos estadounidenses que dejan buenas palabras a su paso, Kerry con el gatillo siempre dispuesto (se le echa de menos en las esquinas de la cancha donde aparecía libre de marca) y John con una aportación aparentemente menos destacada (no debe ser así cuando juega de una media de 30 minutos por noche). Atípicos por su implicación, quizá por sus circunstancias personales: Floyd se casó con una menorquina y ha desarrollado casi toda su trayectoria deportiva en España, habla perfectamente el castellano y es ejemplar en el trabajo diario. Y Blackshear (recuerdo haber oído en el pabellón aquello de “¡Blackjagüer, máquina!”, provocando la risa de toda la grada) viajando en familia e integrándose en la vida de la ciudad. Uno con cara de bueno, otro con apariencia de pillo, ambos disfrutaron en Palencia, pero ninguno se quedó y los dos acudieron a la llamada de Albert a Tarragona.

John llegó a España en 1997 tras su fugaz paso por Venezuela y su formación académica en North Carolina A&T State (no confundir con la North Carolina de Jordan o la North Carolina State donde entrena Sydney Lowe, el primer técnico que dirigió a Gasol en Memphis). En Guadalajara, como curiosidad, jugó en 2001 el All-Star LEB-LEB-2 de León, en una de esas experiencias piloto de promoción de las ligas inferiores del básket; jugó el partido y arrebató el concurso de mates a Sergi Grimau (en los triples ganó Juanma Ruiz, del Linense, donde compartía vestuario y seguro que buen humor con el bueno de Met Montgomery). Curiosidad aparte (aunque en Palencia no se prodigara en el arte de machacar el aro, lo cierto es que el hombre tranquilo sí lo hacía con algunos años menos en su pasaporte, prueba de ello son los 18 mates de su segundo año en Menorca, ya sin Quino Salvo como técnico) John, que compartió juego interior con Urko Otegui en las islas, es el capitán que se echa de menos este año en Palencia.

No muy lejos, en la misma costa este estadounidense, jugaba en los 90 Kerry con la camiseta verde y blanca de Stetson, a ocho millas de su Orlando natal, en la cancha del J. Ollie Edmunds Center (donde contempló el sueño de la NBA en los veranos: fue en un par de ellos el lugar elegido por los Magic de Shaquille y Penny Hardaway para su campus de entrenamiento). Blackshear jugó una final de conferencia, (segunda en la historia de Stetson), fue elegido Jugador de la Temporada 94-95 en la División Atlantic Sun (máximo artillero con más de 20 puntos de media y a día de hoy en el top-50 de los anotadores en la historia de la división) y antes el Newcomer of the Year (algo así como el mejor debutante) de la 92-93. Con más de 1.800 puntos en su etapa universitaria, elegido cuatro veces Jugador de la Semana (récord en Stetson) y aún en el top-20 de las recuperaciones, este admirador del juego de Scottie Pippen tardará en ser olvidado por los Hatters. Igual que él no olvida a Dan Hipsher, el técnico que le ayudó a brillar en la NCAA. De su etapa previa al baloncesto español, en Venezuela (nuevo nexo con Floyd), una anécdota reveladora del nivel en aquel país al que muchos van a engordar sus dígitos para lograr un contrato en Europa: en un choque entre Trotamundos y Gaiteros del Zulia (el equipo de Kerry, donde sigue siendo icono el mítico Indio Díaz), se necesitó una prórroga para acabar 120-122 y en esos 45 minutos los colegiados no señalaron ni una sola personal.

La nostalgia es un sentimiento por una pérdida anterior que regresa cuando el presente no es lo brillante que uno desearía. Muchos aficionados que pueblan las gradas del pabellón sentirán nostalgia deportiva del pasado. John y Kerry son dos de esos jugadores que invitan a la nostalgia.

TURETZKY colaborador de Serpico-Group

2 comentarios:

Anónimo dijo...

que articulo tan guapo. sois la alegria del basket palentino seguir asi.

Anónimo dijo...

Cuanto les echamos de menos a los dos.fueron a mi colegio y se portaron de maravilla.
turezky maquina.
carlos