jueves, 24 de enero de 2008

EL ECUADOR DEL CAMPEONATO


David Del Olmo-LIBRETA DE BASQUÉT

Alimentos de Palencia ya se ha enfrentado a todos los equipos de la liga y el balance no es muy halagüeño: cinco triunfos (sólo uno fuera de casa, en Ourense) en 17 encuentros; en los cuatro partidos decididos por tres puntos o menos siempre perdió; seis derrotas sin llegar a 70 puntos (en cuatro, ni 60); un cambio de entrenador (con Quino no se veía futuro y los cambios introducidos por Natxo aún no dan triunfos); la huida de un jugador (Piñeiro -15 puntos y cinco rebotes en su debut, el viernes, con el Marín Peixegalego de la EBA-); una afición desencantada (aunque no ha abandonado al equipo); una imagen que ha dejado bastante que desear en esta mitad de la liga; y en la clasificación, cuartos por la cola. Realismo puro y duro.Tras lo visto, todo debe ir a mejor, porque también puede verse el vaso medio lleno: a falta de 17 jornadas la distancia con el noveno (zona de play-off) es de tres triunfos; llega la Copa para reforzar la moral (los favoritos son los otros tres participantes); el viernes visita Palencia el Cáceres (la derrota de la ida en el último segundo debería seguir escociendo y suponer un acicate para ganar tras seis derrotas seguidas); y teniendo en cuenta que se han cometido casi todos los errores posibles, algo se habrá aprendido. ¿No?El último error, la jugada final ante el Cornellá, con empate a falta de 13 segundos, con la posibilidad de cometer una falta (sólo llevaban tres), no se cumplió la orden del técnico, no hubo falta y sí un triple definitivo de los catalanes. Siempre con la ventaja de la reflexión a posteriori, la falta sobre Marc Silva (recibió, pasó a un compañero y, cuando volvió a recibir estaba solo en el lateral) a falta de escasos segundos, hubiera dejado al Cornellá sin posibilidad de tiro. Y a jugárselo en la prórroga. Sin embargo, la manera de producirse la derrota ante los de José Luis Galilea (a uno le hizo especial ilusión tenerle enfrente y más si el que fuera gran jugador hace gala de una exquisita educación) no fue lo peor. Lo peor es volver a ver al capitán recriminando en público a un compañero (¿por qué siempre al mismo?) su actuación en esa jugada. Juanpe, Forcada y Bouldin defendieron a los rivales que tocaron el balón en la jugada. ¿Adivinan a por quién se fue Maio tras el pitido final?

Diario Palentino

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